domingo, 28 de junio de 2015

Se busca al pentacampeón

"Si ves jugar a ese equipo sin saber que camiseta llevan, jamás pensarías que ese equipo es Brasil".

Es un hincha que lentamente se viene recuperando del 7 a 1 sufrido hace poco más de un año, ese fatídico 8 de julio, pero que vuelve a ser golpeado y eliminado en cuartos de final de la Copa América, nuevamente víctima de la garra paraguaya. Ese hincha no reconoce a su selección, porque ve a Firmino al borde del área y piensa que en un amague fugaz se llevará al central paraguayo y definirá de punta a lo Romario. Porque en un tiro libre cerca al área imagina a Roberto Carlos anotando con un remate, que a pesar de ser potente, va dibujando una curva suave e imposible de atajar. Porque no ve más la magia de Ronaldinho. Su tristeza es ahora nostalgia.

Brasil arrancó bien pero no se decidía a asumir el protagonismo, hasta que a los 15 minutos Robinho rescató algo de la clase que perdió el scratch con Neymar e inició una jugada, que posterior a un pase por derecha y un centro rasante, culminó con su anotación. Celebraba el equipo de Dunga. Hasta ese momento esos once sí parecían Brasil, pero una vez que sacó Paraguay, los brasileños se replegaron, pensaron más en cuidar ese gol que en anotar el segundo o el tercero. Abandonaron y traicionaron esa identidad propia del brasileño, dicen los más radicales aficionados. Se contagiaron del fútbol moderno, del que privilegia el cuidar el cero por encima del juego ofensivo, dicen los pocos defensores de Dunga, que lo pidieron en el 2010 y lo pidieron nuevamente para esta Copa y para las eliminatorias rumbo al 2018.

"A Brasil ahora le falta el respeto cualquiera, hasta Venezuela".

Antes, en lo primero que pensaba el aficionado antes de ver un partido de Copa América, era en el juego bonito de Brasil y Colombia o en la garra y el juego fuerte de Argentina y Uruguay. En estos últimos torneos todo cambió, el fútbol sudamericano se caracteriza por ser uno de los más parejos del mundo, tanto en eliminatorias como en torneos de Copa América. Es por ello que muchos europeos, fanáticos del fútbol, deciden madrugar por ver uno de los partidos como este de cuartos de final. Ver a un Paraguay que no se resignó y que en el segundo tiempo salió a ocupar la cancha de Brasil recurriendo a la tradición paraguaya: la combinación de la garra guaraní y el ataque a puro centro buscando un cabezazo salvador. Ese salvador fue Thiago Silva, quien inexplicablemente pone la mano para evitar que Roque Santa Cruz le pegue de cabeza. Penal bien pateado de Derlis Gonzáles y 1 a 1 en Concepción. Aparecían los fantasmas de la Copa América anterior. 

En los penales, los brasileños que habían ingresado en el segundo tiempo, Ribeiro y Douglas Costa, se encargaron de mandarla afuera. El capitán paraguayo Santa Cruz remataba para el pase a semifinales, sin embargo su tiro se elevó por encima del arco. Finalmente, fue Derlis Gonzalés, quien había anotado el empate en los 90, el que daba la clasificación al cuadro guaraní. Buscó de inmediato a su arquero Justo Villar, héroe cuatro años antes, y luego todo el equipo paraguayo se confundía en abrazos. Héroes todos, incluido Ramón Díaz, quien supo faltarle el respeto a Brasil y pasarlo por encima, al menos en ese segundo tiempo. Merecido para Paraguay estar entre los cuatro mejores de América.

Celebra el hincha paraguayo y la tristeza no tiene fin para el brasileño. La nostalgia de los Pelé, los Zico, los Romario y los Ronaldinho lo sigue consumiendo, pero una preocupación aún mayor aparece, jugando así no solo será difícil ganar el mundial y ser hexacampeón, también será complicadísimo clasificar con todo tan parejo en sudamérica. Preocupación y nostalgia, el hincha de la canarinha sigue buscando a su pentacampeón.

A continuación, presentamos las reacciones de los hinchas durante y después del partido Brasil - Paraguay por cuartos de final.





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